El lenguaje es imprescindible para construir y transformar el pensamiento y el comportamiento social. Las palabras tienen más poder del que pensamos, y su correcta utilización puede ayudar a romper con múltiples estereotipos y estigmas vigentes en la sociedad actual.
En el tratamiento de las personas mayores, se lleva a cabo con frecuencia un empleo equivocado de las denominaciones que hacen referencia a esta etapa significativa de la vida. Muchos términos utilizados denotan paternalismo y condescendencia hacia las personas, sin tener en cuenta la diversidad de sus circunstancias y experiencias vitales.
La expresión «Nuestros mayores» no es correcta
Un ejemplo de término que debería cambiar es “nuestros mayores”, utilizado especialmente en los medios de comunicación e incluso por parte de profesionales y expertos del ámbito de la salud. Se trata de una expresión que incluye el uso del posesivo, lo cual muestra propiedad y sobreprotección, conceptos asociados a la dependencia.
Es importante tener en cuenta que, sobre todo a nivel mediático (los medios generan opinión pública), el uso responsable e inclusivo del lenguaje es fundamental para poder acabar con los prejuicios y tratamientos discriminatorios que afectan de manera negativa a las personas de edad avanzada.
No son «discapacitados»
Otro error frecuente en el tratamiento de las personas mayores es el empleo de etiquetas que las clasifican en función de sus circunstancias y carencias, y no según sus valores y otros aspectos positivos que pueden destacarse de su trayectoria vital. Esto provoca que no veamos a la persona, sino a su enfermedad.
Para lograr mejorar el uso del lenguaje, es preferible hablar de “personas con discapacidad” y no de “discapacitados”, y de “personas con demencia”, no “dementes”. Además, deben evitarse denominaciones tales como ‘viejos’, ‘ancianos’, ‘abuelos’ (no todos son abuelos) o ‘dependientes’, que fomentan la difusión de imágenes y creencias erróneas en torno a las personas mayores, vistas principalmente como ‘enfermas’ y ‘tristes’.
Deben ser las protagonistas de sus propias historias
Con el objetivo de dar visibilidad y ofrecer una imagen plural de las personas mayores, es necesario que sean las protagonistas de las historias que se publican y difunden en los medios de comunicación sobre ellas. Deben ser fuentes directas de información de las noticias que las involucran, y no sólo sus familiares o cuidadores.
Además, deben ser vistas desde un enfoque intergeneracional y como un colectivo heterogéneo, ya que no todas cuentan con el mismo nivel socioeconómico o estilo de vida, por ejemplo.
Es importante destacar que las personas mayores también pueden ser personas activas y dinámicas, y no sólo dependientes o enfermas. El envejecimiento de la población se muestra en muchas ocasiones como un problema social, y no como una oportunidad de enriquecimiento socioeconómico y cultural.
En Envita consideramos que el uso correcto del lenguaje es esencial para poder acabar con los estereotipos, cambiar el pensamiento colectivo y evolucionar como sociedad. Las personas mayores deben ser vistas y representadas por sus valores y su trayectoria vital, por todo lo que han vivido y conseguido, dando especial importancia a sus historias de vida.