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El Día Internacional de las Personas Cuidadoras, que se celebra cada año el 5 de noviembre, nos invita a reflexionar sobre el inmenso esfuerzo, físico, emocional, económico y social que asumen las personas que cuidan. No solo hablamos de los y las cuidadores profesionales, sino también de los y las cuidadores familiares, quienes muchas veces enfrentan a desafíos que pueden resultar invisibles para los demás.

Ser cuidador es, sin duda, una tarea profundamente satisfactoria en muchos aspectos, pero tiene un costo asociado que no podemos ignorar. Físicamente, muchos cuidadores experimentan fatiga, dolores o incluso lesiones debido a las demandas físicas del trabajo de cuidado. Emocionalmente, el agotamiento y el estrés pueden derivar en síndrome de burnout, afectando tanto la salud mental del cuidador como su capacidad para brindar cuidados óptimos. Socialmente, ser cuidador puede llevar a un aislamiento progresivo, ya que muchas veces las demandas de cuidado reducen el tiempo disponible para otras relaciones y actividades. Económicamente, especialmente en el caso de los cuidadores familiares, el impacto puede ser considerable, dado que muchos deben reducir su jornada laboral o incluso abandonar su trabajo.

Sin embargo, en medio de estas dificultades, el conocimiento mutuo entre la persona cuidadora y la persona receptora de los cuidados, llamada «persona protagonista» en Envita Stories, puede transformar la experiencia de cuidado en una relación más ligera, empática y, en ocasiones, altamente satisfactoria a nivel socializador.

El Valor del Conocimiento Mutuo en el Proceso de Cuidado

Un aspecto clave para aliviar la carga del cuidado es la creación de un vínculo genuino entre la persona que cuida y la persona protagonista o en el caso de los cuidadores familiares potenciar su mantenimiento a pesar de los cambios que van sucediendo con el paso del tiempo. Este vínculo se basa en el conocimiento profundo mutuo. Cuando el cuidador conoce la historia de vida, las preferencias, deseos y necesidades de la otra persona, el proceso de cuidado deja de ser una tarea meramente funcional y se convierte en una experiencia más humana y significativa.

Conocer a la persona facilita la empatía. En lugar de ver el cuidado como una lista de tareas, la persona que ofrece los cuidados puede entender mejor los motivos detrás de las acciones, los momentos de resistencia o de necesidad de apoyo emocional. Este tipo de relación hace que ambas, tanto la persona cuidadora como la persona protagonista que los recibe, sientan que están en una relación más horizontal, lo que reduce tensiones y mejora la calidad del cuidado.

Cuidado Empático y Humanizado

Con la metodología Envita Stories promovemos un modelo de atención basado en la humanización de los cuidados. Creemos que el conocimiento mutuo entre la persona cuidadora y la persona protagonista no solo facilita el cuidado, sino que lo convierte en una experiencia más satisfactoria para ambas partes. A través de la recopilación de la Historia de Vida y de los encuentros con la persona de referencia en los que, además de recopilar información sobre la línea de vida de la persona que precisa los cuidados, se hablará de diferentes aspectos de su día a día, así la persona que ofrece los cuidados sea, profesional o no, puede conocer profundamente a la persona protagonista, lo que facilita la empatía y la relación interpersonal.

Conocer detalles como que a una persona le gusta tomar café en un rincón especial cada mañana o que disfruta de un tipo particular de música, transforma momentos rutinarios en cuidados significativos. Este enfoque basado en el conocimiento mutuo y en la promoción de una vida plena no solo enriquece la experiencia del cuidado, haciéndolo sentir más satisfacción y compromiso, sino que también permite a la persona que recibe los cuidados sentir que es valorada, escuchada y genuinamente acompañada. Este tipo de pequeños detalles no solo mejoran el bienestar de la persona protagonista, sino que también enriquecen la relación y reducen el estrés para quien cuida.

Más Allá de la Exigencia: Relaciones Satisfactorias

A pesar de las exigencias del cuidado, el conocimiento mutuo puede hacer que la relación entre la persona cuidadora y la persona que precisa los cuidados sea altamente gratificante. El cuidado, en lugar de ser una actividad agotadora y mecánica, se transforma en una relación social donde ambos actores ganan. La persona cuidadora no solo se encarga de las necesidades físicas de la persona que precisa el cuidado, sino que también puede participar en sus actividades significativas, compartir momentos de disfrute y construir una conexión emocional sólida.

Este enfoque hace que la persona cuidadora también reciba un reconocimiento emocional al ver que su trabajo tiene un impacto real y positivo en la vida de la persona que cuida. Este reconocimiento puede ser un poderoso motivador para continuar brindando cuidados de alta calidad, a pesar de los desafíos que la tarea pueda representar.

 

Departamento de Innovación Metodológica de Envita

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